HISTORIA DE LOS ESTADOS UNIDOS

La formación de un gobierno nacional

En los 13 Estados Unidos de América en 1783, después de su guerra para independizarse de Gran Bretaña. Antes del final de esa guerra, ratificaron un marco de trabajo para sus esfuerzos colectivos. Esos artículos de Confederación permitieron crear una unión, pero ésta era extremadamente informal y frágil. George Washington la llamó “una cuerda de arena”.

No había moneda común en virtud de que cada estado acuñaba todavía la suya. Tampoco existía una fuerza militar nacional pues muchos estados seguían teniendo sus propios ejércitos y armadas. Había poco control centralizado sobre la política exterior; los estados negociaban directamente con otros países y tampoco tenían  un sistema nacional para establecer y recolectar impuestos.

Las disputas entre Maryland y Virginia por los derechos de navegación en el río Potomac, que era su frontera común, dieron lugar a una conferencia de cinco estados en Annapolis, Maryland en 1786. Alexander Hamilton, un delegado de New York, dijo que esos problemas comerciales eran parte de cuestiones económicas y políticas más amplias. Añadió que lo que se necesitaba era un replanteamiento de la Confederación. El y los demás delegados propusieron organizar una convención con ese propósito. El apoyo de Washington, que era sin duda el hombre que inspiraba más confianza en Estados Unidos, los ayudó a imponerse sobre quienes pensaban que esa idea era demasiado audaz.

La reunión realizada en Filadelfia en mayo de 1787 fue notable. Los 55 delegados elegidos para la convención tenían experiencia en el gobierno colonial y estatal. Ellos conocían bien la historia, la ley y la teoría política. Eran jóvenes en su mayoría, aunque en el grupo estaba también el veterano Benjamín Franklin, quien se acercaba al final de una extraordinaria carrera de servicio Público y logros científicos. Dos estadounidenses notables estaban allí: Thomas Jefferson había ido a París como embajador de Estados Unidos en Francia, y John Adams estaba en Londres como embajador en Gran Bretaña.

El Congreso Continental había autorizado a la convención para que enmendara los Artículos de la Confederación. En lugar de eso, los delegados descartaron los Artículos por considerar que no eran adecuados para las necesidades de la nueva nación e idearon una nueva forma de gobierno basada en la separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. La reunión se había convertido en una convención constitucional.

Llegar a un consenso en algunos de los detalles de una nueva constitución sería en extremo difícil. Muchos delegados abogaban por un gobierno nacional fuerte que limitara los derechos de los estados. Otros argumentaban en forma en forma igualmente convincente a favor de un gobierno nacional débil que preservara la autoridad estatal. Algunos delegados temían que los estadounidenses no fueran capases de gobernarse por sí mismos y, por lo tanto, se oponían a las elecciones populares de cualquier tipo. Otros pensaban que el gobierno nacional debía tener una base popular de la mayor amplitud posible. Los representantes de estados pequeños insistían en una representación igualitaria en la legislatura nacional. Los de estados grandes creían que ellos merecían tener mayor influencia. Los representantes de estados donde la esclavitud era ilegal esperaban que esta fuera proscrita. Los que venían de estados esclavistas rechazaban cualquier intento al respecto. Algunos delegados querían limitar el número de los estados de la Unión. Otros pedían que se otorgar la condición de estado a las tierras recién colonizadas en el Oeste.

Cada cuestión suscitó nuevas divisiones y cada una fue resuelta por medio de un compromiso.

El texto de la Constitución no era un documento largo. Sin embargo, sirvió de marco general para establecer el gobierno más complejo creado hasta entonces. El gobierno nacional tendría plenas facultades para emitir moneda, recaudar impuestos, otorgar patentes, conducir la política exterior, mantener un ejército, establecer oficinas de correos y declarar la guerra. Además, tendría tres ramas iguales – un congreso, un presidente y un sistema de tribunales – con facultades equilibradas y contrapesos para que todas controlaran sus acciones en forma recíproca.

Los intereses económicos influyeron en el curso del debate en torno al documento, pero lo mismo se puede decir de los intereses estatales, sectoriales e ideológicos. Otro factor importante fue el idealismo de los hombres que lo redactaron. Ellos estaban convencidos de que habían ideado un gobierno que promovería la libertad individual y la virtud pública.

El 17 de septiembre de 1787, al cabo de cuatro meses de deliberaciones, la mayoría de los delegados firmaron la nueva Constitución. Acordaron que ésta se convertiría en la ley suprema de la nación cuando nueve de los 13 estados la hubieran ratificado.

El proceso de ratificación se prolongó cerca de un año. Los opositores expresaban su temor de que un gobierno central llegara a ser tiránico y opresivo. Los partidarios respondían que el sistema de frenos y contrapesos impediría que eso ocurriera.

El debate hizo que surgieran dos facciones: los federalistas que deseaban un gobierno central fuerte y apoyaban la Constitución, y los anti federalistas que proponían una asociación informal de estados y se oponían a la Constitución.

Aún después de que la Constitución fue ratificada, muchos estadounidenses sentían que carecía de un elemento esencial pues, a su juicio, no especificaba los derechos de los individuos.

Cuando el primer Congreso se reunió en la ciudad de New York en septiembre de 1789, los legisladores accedieron a agregar las disposiciones en cuestión. Tuvieron que pasar otros dos años antes que esas 10 enmiendas – conocidas en conjunto como la carta de Derechos – fueran incorporadas a la Constitución.

La primera de las 10 enmiendas garantiza la libertad de expresión, de prensa y religiosa; y el derecho a protestar, reunirse pacíficamente y exigir cambios. La cuarta protege contra los registros y arrestos sin causa razonable. La quinta dispone el debido proceso judicial en todos los casos penales. La sexta garantiza el derecho a un juicio imparcial y expedito. La octava protege contra los castigos crueles e inusuales.

Desde que la Carta de Derechos fue adoptada, hace más de 200 años, solo 17 enmiendas han sido agregadas a la Constitución.

Primeros años, expansión al oeste y diferencias regionales

George Washington prestó juramento como el primer presidente de Estados Unidos el 30 de abril de 1789. El estuvo a cargo de organizar una fuerza militar efectiva durante la Revolución. Ahora se le encomendaba la tarea de construir un gobierno operante.

Washington trabajo con el Congreso para crear los departamentos de Estado, Tesorería, Justicia y Guerra. Los jefes de esos departamentos constituirían el gabinete del presidente y actuarían como sus consejeros. Se estableció un Corte Suprema integrada por un procurador y cinco ministros asociados, así como tres tribunales de circuito y 13 juzgados de distrito. Se desarrollo políticas para administrar los territorios del Oeste e incorporarlos a la Unión como nuevos estados.

Washington prestó servicio en dos periodos de cuatro años y luego dejó el cargo, sentando un presidente que al postre se convirtió en ley. Los dos siguientes presidentes, John Adams y Thomas Jefferson, eran representantes de dos escuelas de pensamiento diferentes sobre el papel del gobierno. Esa divergencia dio lugar a la creación de los primeros partidos políticos del mundo occidental. Los federalistas encabezados por Adams y Alexander Hamilton, el secretario del Tesoro de Washington, representaban en general los intereses del comercio y la industria. Ellos temían la anarquía y creían en un gobierno central fuerte que pudiera establecer la política económica y mantener el orden. Encontraron el mayor apoyo en el norte. Los republicanos, encabezados por Jefferson, representaban los intereses agrícolas en general. Ellos se oponían a un gobierno central fuerte y creían en los derechos de los estados y la autosuficiencia de los agricultores. Tuvieron más apoyo en el sur.

Durante unos veinte años, la joven nación pudo prosperar dentro de una paz relativa. Su política consistía en ser amigable e imparcial con todas las demás naciones. Sin embargo, no era inmune a los acontecimientos políticos de Europa, sobre todo de Gran Bretaña y Francia que estaban en guerra. La marina de guerra británica capturó barcos estadounidenses que se dirigían a Francia, y la armada francesa capturo barcos estadounidenses con destino a Gran Bretaña. Las negociaciones diplomáticas mantuvieron a Estados Unidos al margen de las hostilidades en la década 1790 y a principios de la siguiente, pero al parecer sólo era cuestión de tiempo para que este país tuviera que defender sus propios intereses.

La guerra con Gran Bretaña estalló en 1812. La lucha tuvo lugar sobre todo en los estados del nordeste y en la costa oriental. Una fuerza expedicionaria británica llegó a la nueva capital, establecida en Washington en el Distrito de Columbia, prendió fuego a la residencia del poder ejecutivo – obligando al presidente James Madison a huir – y dejó la ciudad en llamas. No obstante, el ejército y la armada estadounidense ganaron suficientes batallas decisivas para reclamar la victoria. Al cabo de dos años y medio de combates y con su tesorería exigua  a causa de la guerra que libraba por separado contra Francia, Gran Bretaña firmó un tratado de paz con Estados Unidos. La victoria estadounidense puso fin, de una vez por todas, a las esperanzas británicas de restablecer su influencia al sur de la frontera con Canadá.

Cuando la guerra de 1812 terminó, muchas de las graves dificultades que enfrentaba la nueva república estadounidense ya habían desparecido. La Unión nacional establecida bajo la Constitución trajo consigo el equilibrio  entre la libertad y el orden. Una deuda nacional modesta y un continente en espera de ser explorado ofrecían una perspectiva de paz, prosperidad y progreso social. El acontecimiento más significativo en política exterior fue el pronunciamiento del presidente James Monroe en el cual expresó la solidaridad de Estados Unidos con las naciones de América Latina que acababan de independizarse. La Doctrina Monroe fue una advertencia contra cualquier tentativa europea de colonizar a este subcontinente. Muchos de los nuevos países, a su vez, expresaron su afinidad política con Estados Unidos y basaron sus propias constituciones en el modelo estadounidense.

Estados Unidos duplicó sus dimensiones con la compra del Territorio de Luisiana a Francia en 1803 y de la Florida, comprada a España en 1819. Entre 1816 y 1821 fueron creados seis nuevos estados. Entre 1012 y 1852, la población se triplicó. La magnitud y diversidad de la joven nación desafiaban cualquier generalización simple, pero también invitaban a la contradicción.

Estados Unidos era un país de ciudades civilizadas construidas a partir del comercio y la industria, y fronteras primitivas donde el imperio de la ley se ignoraba a menudo. Era una sociedad que amaba la libertad, pero permitía la esclavitud. La Constitución mantenía unidas todas esas partes discrepantes. Sin embargo, las tenciones iban en aumento.

Retrato de Alexander Hamilton por el artista John Trumbull.

El Partido Federalista fue el primer partido político de Estados Unidos y América, desde principios de los años 1794 a 1816, la era de la Primera Parte del sistema, duró hasta la década de 1820. Los federalistas controlaron el gobierno federal hasta 1801. El partido fue formado por Alexander Hamilton.

Retrato de Thomas Jefferson  por el artista Rembrant Peale.

Partido Demócrata-Republicano Aunque Thomas Jefferson era un miembro importante del gobierno de George Washington (el “Padre de la Patria” y primer presidente de los Estados Unidos), ya que era nada menos que su Secretario de Estado; muy pronto empezó a tener serios desacuerdos con la política de Washington, especialmente con la política económica del Secretario del Tesoro,Alexander Hamilton. Como resultado Jefferson, junto con James Madison, fundó un partido político para oponerse a las políticas de la Administración de Washington; aunque Jefferson procuraba no atacar directamente a la persona de Washington debido a la devoción que despertaba este entre el pueblo.

Desde arriba en sentido horario: daños en el Capitolio de Estados Unidos después de la quema de Washington; Isaac Brock, herido de muerte, arenga a las tropas en la batalla deQueenstone Heights; el USS Constitution contra el HMS Guerriere; la muerte de Tecumseh en la batalla del Támesis;Andrew Jackson lleva la defensa de batalla de Nueva Orleans (18 de junio de 1812 hasta el 18 de febrero de 1815).